El retrato de Alan Turing realizado por Ai-Da Robot alcanzó un precio récord en Sotheby’s, superando por más de cinco veces las estimaciones iniciales y marcando un hito en el mercado del arte digital.
El mercado del arte está experimentando una revolución tecnológica sin precedentes. Un retrato del pionero de la computación Alan Turing, creado por el robot humanoide Ai-Da, se vendió por U$S 1.084.800 (£836.667) en una subasta histórica de Sotheby’s, estableciendo un nuevo paradigma en la intersección entre arte e inteligencia artificial.
Un éxito inesperado
La obra, titulada «A.I. God», superó ampliamente las expectativas iniciales, que la situaban entre $120.000 y $180.000. La puja atrajo el interés de 27 compradores, culminando en una venta que multiplica por más de cinco veces el precio estimado inicial.
La artista robótica
Ai-Da Robot, reconocida como la primera artista humanoide cuya obra se vende en una subasta, creó una serie de 15 pinturas de Turing, cada una requiriendo hasta ocho horas de trabajo. La robot, que utiliza un modelo avanzado de lenguaje AI para comunicarse, explica: «El valor principal de mi trabajo es su capacidad para servir como catalizador del diálogo sobre las tecnologías emergentes».
Un homenaje significativo
La elección de Alan Turing como sujeto no es casual. Considerado el padre de la inteligencia artificial y la computación moderna, Turing fue fundamental en la victoria aliada durante la Segunda Guerra Mundial al descifrar la máquina Enigma en Bletchley Park.
Impacto en el mercado del arte
Aidan Meller, director de Ai-Da Robot Studios, destaca: «Esta subasta representa un momento crucial para las artes visuales, donde la obra de Ai-Da pone el foco en los cambios que experimenta el mundo del arte y la sociedad mientras nos adentramos en la era de la IA».
Reflexión sobre el futuro
La obra «invita a los espectadores a reflexionar sobre la naturaleza divina de la IA y la computación, mientras consideramos las implicaciones éticas y sociales de estos avances», señala Ai-Da Robot, añadiendo que «Alan Turing reconoció este potencial, y nos mira fijamente mientras corremos hacia este futuro».