La aceleradora enfrenta críticas tras apoyar a PearAI, una empresa que admitió haber copiado el código de otra startup de edición de código con IA.
Y Combinator (YC), una de las aceleradoras de startups más prestigiosas del mundo, se encuentra en el centro de una controversia tras respaldar a PearAI, una startup de inteligencia artificial que admitió abiertamente haber clonado el proyecto de otra empresa.
El escándalo estalló el 30 de septiembre cuando PearAI, fundada por Duke Pan, lanzó su editor de código impulsado por IA a través de una serie de publicaciones en X (antes Twitter) y un video en YouTube. La polémica se desató rápidamente cuando Pan reconoció que PearAI era esencialmente una copia de VSCode y Continue, otro editor de IA cubierto por la licencia de código abierto Apache.
El error más grave de PearAI fue cambiar la licencia original por una propia, denominada «Pear Enterprise License», que Pan admitió haber generado utilizando ChatGPT. Esta acción no solo viola las normas de las licencias de software, sino que también va en contra de los principios fundamentales del código abierto, centrados en la colaboración y el intercambio de conocimientos.
La reacción de la comunidad tecnológica fue inmediata y contundente. Miles de comentarios críticos inundaron la publicación de lanzamiento de PearAI en X, obligando a la plataforma a agregar una nota comunitaria que señalaba la naturaleza clonada del proyecto. Ante la presión, Pan se disculpó públicamente el lunes siguiente y anunció que el proyecto volvería a utilizar la licencia Apache original.
Continue, la startup cuyo trabajo fue replicado, intervino en la discusión con un mensaje sutil pero firme: «Estamos encantados de ver el ecosistema que se ha formado a nuestro alrededor. Pero el código abierto no puede darse por sentado; es un movimiento construido sobre la confianza y el respeto por las contribuciones, las licencias y la propiedad intelectual».
El CEO de Y Combinator, Garry Tan, salió en defensa de PearAI con varios tweets, argumentando que el código abierto permite este tipo de proyectos. Sin embargo, sus comentarios fueron recibidos con escepticismo, ya que ignoraban el cambio inicial de licencia y otros aspectos problemáticos del lanzamiento.
La controversia se intensificó cuando se supo que YC ya había financiado previamente a otras dos startups de editores de código con IA: Void y Melty. Esto llevó a cuestionamientos sobre el proceso de selección de YC y su diligencia debida en materia legal y ética.
En el foro Hacker News, propiedad de YC, los comentaristas expresaron su preocupación: «¿Es típico que los capitalistas de riesgo simplemente arrojen dinero a proyectos sin ningún tipo de supervisión o auditoría de, por ejemplo, problemas de licencias o legales?», preguntó un usuario.
El plan de YC de duplicar sus cohortes anuales de dos a cuatro ha aumentado las preocupaciones sobre la calidad de las startups seleccionadas. Sin embargo, algunos argumentan que este incidente refleja más la avidez general de los inversores por financiar startups de IA que un problema específico de YC.
Este episodio plantea importantes cuestiones sobre la ética en el desarrollo de software, el respeto a las licencias de código abierto y el papel de las aceleradoras en la promoción de prácticas empresariales responsables. Mientras tanto, la industria tecnológica observa atentamente cómo se desarrollará esta controversia y qué implicaciones tendrá para el futuro de la innovación en IA y el ecosistema de startups.